Vuelve a latir el
corazón lejano,
por las batientes
puertas del olvido,
nunca se alejó
del saber perdido,
ni pudo descubrir
dónde la mano
Escarbando en el
aire de los días,
aquellas puertas
canceladas fueron,
y por incauto del
amor temieran,
lleno de vanidad,
desvanecían.
¿Tuvo alma
sufrida? ¿Quién lo atestigua?
¿Dónde el cuerpo
de las ardientes brasas,
furor armado de
la piel antigua?
Nadie, os lo
aseguro guardará una llave
brevedad de un
sueño, amante furtivo,
cenizas de
ilusión serán la clave.
Santa Cruz de Mara, 28/10/2012
José Francisco Ortiz Morillo