martes, 22 de mayo de 2012

EXILIO




EXILIO



Emilio Boggio (Caracas, 1857 - París, 1920). Pintor venezolano. Fin de jornada, 1912.



Con trazos ilegibles,
mis paisanos describen
el lado incierto de las cosas
en hojas de caote
agregan sus visiones
la escarcha
de sus huesos entibiados
lumbre de fogatas y de alcoholes.
Su acompasado respirar
tiene espacio de cigarras
fervor naciente
de libélulas, carbones
en el incendio de la noche.
Rompen aldabas
exilio de pertenecer a lo humano.


De: Musgo de nuestras aldeas, 2002.



José Francisco Ortiz

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ.



Flor Garduño (1957). Fotógrafa mexicana. Camino del Camposanto. Tixán, Ecuador, 1988.



"Los aturdidos fantasmas vuelven con la niebla, en la oquedad sin límite de las huellas que ahora tiemblan bajo el baldío recuerdo de la soledad, van al encuentro del enjambre de la pobreza. No sólo la madre -pensamos- y el padre, con el ataúd a cuestas, con paso leve, el hombre que se adelanta, como si fuera un guía de Caronte sobre el río de piedras, el río del olvido, sino el que viene detrás con la pala atada a la cintura, vestido de cronos, lanzará las últimos jirones de tierra sobre el ángel durmiente de los andes...Fotografía dolorosa, elegíaca de lo que los sociólogos llaman pueblo, del amor filial y que en alguna oportunidad, ya lejana, fuimos testigos..."




Nota. Este texto es una aproximación a la Fotografía de Flor Garduño (mexicana)"Camino del Camposanto". Tixán, Ecuador.


20/05/2012

JOSÉ FRANCISCO ORTIZ MORILLO.






¿Qué haremos los venezolanos en los días venideros? No hay manera de conciliar los opuestos. Hace días vi en la televisión un debate (?) que se originaba en la Asamblea Nacional, y cada grupo en pugna trataba de hacer notar el raterismo que los caracterizaba. Sin ideas, sin argumentos acerca de la realidad del país, las horas pasaban ante una audiencia estupefacta por los epítetos honorables que se endilgaban. Y me dije: voté por esta gente pusilánime y sin dignidad, gesticulante y bárbara. Por Dios. En las calles donde las pasiones se desbordan hay sindéresis y un callado dolor que rumia lentamente la paciencia. Escucho entrevistas a estos políticos y nada cambia porque no son capaces de encontrar el camino de la justicia y de la verdad, leo a columnistas y, como mercenarios de sus grupos, andan a tientas entre su palabrería hueca, apelan al pasado, recuerdan los prohombres para justificar uno u otro bando. Pero nadie, nadie, es capaz de ver a la Venezuela luminosa y sonriente en el porvenir de nuestros hijos, porque todos vivimos en el matadero de los sueños, nos disgusta el trabajo, el trabajo de constructor, si podemos alcanzar un ladrillo es para lanzárselo al contrario y si el otro ha logrado avanzar en sus logros, sólo es porque ha esquilmado a los demás.


José Francisco Ortiz Morillo
20/5/2012